December 23, 2012

Mientras contemplaba el alba.

Seis y media de la mañana, abrí los ojos y pude ver entre la persiana que pronto el cielo dejaría la obscuridad. No me quise mover para que siguieras junto a mi dormido pero supongo que mi respiración agitada te despertó. 

-¿Qué hora es? -miraste tu reloj- me tengo que ir.
-¡No te vayas!. -Te abracé. Me aferré a ti. Me besaste.

Prendí la lámpara y me senté a los pies de la cama. A cada paso te ibas vistiendo nuestra noche. Tomé del piso mi camiseta y saqué mi suéter de un cajón.

-Ya no salgas. -Otro abrazo, otro beso.

Caminaste hacia la puerta, me quedé pasmada. 
Volteaste la mirada, te sonreí. 
Diste media vuelta, corriste hacia mi y me aventaste sobre el colchón.

Después de todo el alba que entraba por la ventana no nos separó, al menos por esa noche no.


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