February 10, 2013

Concédeme la tregua.

No advertí lo que escondía el reflejo de sus ojos,
tenía resplandor, dolor y una belleza inexplicable.

Le dio vida a mis pupilas apagadas,
le dio voz a mi alma desolada.

Yo antes, en aquel momento, 
fui siempre para él lo que siempre soy.

Y entonces querida melancolía, 
concédeme la tregua que mi paz espera.


Vanitas - Presentimiento

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